Análisis sobre las similitudes entre Donald Trump y el Rey Carlos I en medio de su situación legal

En un nuevo giro de la historia, el ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se encuentra en una situación legal compleja, pero su actitud desafiante y su negativa a aceptar responsabilidades no son algo nuevo en la historia.

Si Trump hubiera leído un poco de historia, tal vez hubiera encontrado la historia del Rey Carlos I, quien era un gran defensor de la doctrina conocida como el derecho divino de los reyes.

Carlos I gobernó como rey de Inglaterra, Escocia e Irlanda en el siglo XVII, creyendo que no debía rendir cuentas a ninguna autoridad terrenal.

La reciente decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos de despejar la mayoría de los obstáculos legales que enfrentaba durante su campaña electoral este año, le brinda a Trump motivos para sonreír.

Sin embargo, al igual que Carlos I, esta arrogancia desmedida lo ha hecho cada vez más impopular entre una amplia variedad de personas.

El Rey Carlos I terminó enfrentando a los ejércitos de ambos parlamentos inglés y escocés en la Primera Guerra Civil Inglesa.

Fue hecho prisionero y entregado al parlamento inglés, donde rechazó las demandas de abrazar una monarquía constitucional.

Fue juzgado por traición, pero se negó a declararse culpable, afirmando que el juicio era ilegal porque "ningún abogado experto afirmaría que una acusación puede recaer sobre el rey". "Uno de sus principios es que el rey no puede hacer nada malo", insistió el rey.

¿Ah, en serio?

Esta historia nos deja una lección clara: la arrogancia y la negativa a aceptar límites pueden llevar a consecuencias devastadoras, incluso para aquellos en posiciones de poder.

Donald Trump y el Rey Carlos I comparten ese desdén por las normas y las leyes establecidas, pero la historia nos recuerda que nadie está por encima de la ley.