El programa espacial ruso experimentó un duro golpe en sus aspiraciones de dominar nuevamente la exploración lunar. Después de más de 60 años desde su era dorada soviética, Rusia se encuentra rezagada en la competencia global actual por llegar a la Luna. El astrónomo Brad Tucker señala una disminución en la ambición, misiones y la pérdida generalizada de experiencia e inversión en el programa ruso. Recientemente, la sonda Luna-25 falló en obtener un aterrizaje controlado y se estrelló en la superficie lunar. Este hecho pone de manifiesto los desafíos que enfrenta Rusia en su objetivo de la explotación lunar.

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El programa espacial ruso ha sufrido un duro revés en su aspiración de dominar nuevamente la exploración lunar.

A pesar de su destacado papel en las primeras misiones espaciales, el país se encuentra actualmente rezagado en la carrera global por llegar a la Luna.

Durante la pasada década, el programa espacial ruso ha experimentado una disminución en su ambición y emprendimiento de misiones lunares.

Se ha observado una pérdida generalizada de experiencia y una disminución en la inversión en este ámbito.

Según Brad Tucker, astrónomo de la Universidad Nacional de Australia, Rusia no ha sido capaz de mantener el ritmo de sus competidores globales, tanto antiguos como nuevos.

En contraste con la carrera espacial de los años 60 y 70, en la que existían dos competidores principales y un objetivo común, actualmente hay múltiples países y agencias espaciales involucrados en carreras lunares independientes.


No competir activamente en este campo podría cuestionar el propósito y dirección del programa espacial ruso.

Recientemente, la sonda Luna-25 fue lanzada con la misión de ser la primera en aterrizar en el polo sur de la Luna, donde se esperaba encontrar elementos preciosos y posibles reservas de agua congelada.

Aunque la sonda logró capturar imágenes y datos durante su viaje, finalmente falló al entrar en una órbita descontrolada y estrellarse en la superficie lunar el sábado.

El director general de Roscosmos, Yury Borisov, explicó que los motores de la sonda no se apagaron correctamente durante el intento de ingresar a la órbita de aterrizaje, lo que ocasionó el accidente.

Este incidente demuestra los desafíos técnicos que enfrenta Rusia en su objetivo de exploración lunar y pone de relieve la necesidad de invertir en el fortalecimiento del programa espacial ruso.