El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, está aumentando la presión sobre Israel en privado para que cumpla con las normas de guerra y permita una solución humanitaria en Gaza, mientras algunos de sus seguidores más fuertes advierten sobre la forma en que se lleva a cabo el conflicto. Sin embargo, a medida que las operaciones terrestres israelíes se intensifican, Biden también enfrenta ruegos de Israel para que permanezca firmemente a su lado, incluso cuando aumenta el número de víctimas civiles palestinas, continúa la situación de rehenes y el flujo de ayuda sigue siendo terriblemente lento.

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El delicado equilibrio al que se enfrenta Biden ha llevado a un ligero cambio de retórica desde la Casa Blanca, que emitió un comunicado durante el fin de semana diciendo que mientras Israel tiene "todo el derecho y la responsabilidad" de defenderse del terrorismo, debe hacerlo de una manera "coherente con el derecho internacional humanitario que prioriza la protección de los civiles". La administración de Biden también ayudó a restablecer la conectividad a Internet en Gaza después de un apagón de comunicaciones que los críticos advirtieron que podría encubrir crímenes de guerra, y pidió a Israel "aumentar de inmediato y de manera significativa el flujo de asistencia humanitaria para satisfacer las necesidades de los civiles en Gaza".

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, descartó enérgicamente el martes (AEDT) un alto al fuego demandado por los demócratas progresistas, las Naciones Unidas y grupos humanitarios, declarando a los aliados: "La lucha de Israel es su lucha". "Así como Estados Unidos no aceptaría un alto al fuego después del bombardeo de Pearl Harbor o después de los ataques terroristas del 11 de septiembre, Israel no aceptará un cese de hostilidades con Hamás a partir del 7 de octubre", dijo.


A medida que la guerra entra en su cuarta semana, los demócratas y los estrategas del partido temen que Biden, quien se postula para un segundo mandato, esté tan alineado con Israel que corre el riesgo de ser considerado responsable si las cosas salen mal.

Sin embargo, los miembros de la administración insisten en que están exigiendo responsabilidades a Israel y presionándolo en cuanto a cuál podría ser el objetivo final, pero a puertas cerradas.