La muerte del líder de la oposición rusa, Alexei Navalny, ha generado conmoción a nivel internacional. Navalny, conocido por sus investigaciones sobre corrupción y sus críticas al presidente Vladimir Putin, falleció en prisión a los 47 años.

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Alexei Navalny, el líder de la oposición más prominente de Rusia, era un investigador anticorrupción cuyas exposiciones se dirigían al presidente Vladimir Putin y su círculo íntimo.

Su detención y posterior encarcelamiento en 2021 tras su regreso voluntario desde Alemania, donde se estaba recuperando de un ataque con un agente nervioso que atribuyó al Kremlin, desencadenó las mayores protestas no autorizadas que Putin jamás enfrentó.

En marzo de 2022, fue condenado en un nuevo caso que habría aumentado su tiempo en prisión a unos 12 años.

Estados Unidos y la Unión Europea exigieron la liberación de Navalny, quien falleció en prisión a los 47 años.

Navalny se enfermó durante un paseo en el remoto campamento penitenciario de máxima seguridad en el Ártico donde fue detenido por última vez, y el personal médico no pudo revivirlo, según anunciaron las autoridades de la prisión el 16 de febrero.

En diciembre, amigos y abogados de Navalny, que antes había estado encarcelado en una prisión fuera de Moscú, alertaron en las redes sociales que habían perdido contacto con él.

Más tarde apareció en el campamento ártico, poniendo fin a casi tres semanas en las que se desconocía su paradero.

Navalny resistió la presión, como las repetidas condenas, arresto domiciliario, agresiones físicas, que llevaron a muchos otros críticos de Putin a huir del país.

Hasta su envenenamiento, sin embargo, el trato aparentemente especial del Kremlin hacia él inspiró la especulación de que era una amenaza conocida y, por lo tanto, aceptable.


Pero ese cálculo cambió. Navalny recibió una sentencia de alrededor de 2 años y medio en 2021 y la mayoría de sus aliados se exiliaron en el extranjero para evitar la prisión después de que los fiscales etiquetaran su red de campaña como 'extremista'. Las autoridades estaban cada vez más intolerantes hacia la disidencia, incluso antes de la invasión de Ucrania en 2022, que llevó a protestas y sanciones internacionales generalizadas.

Desde el comienzo de la guerra, la represión se ha vuelto aún más severa.

Navalny cayó enfermo en agosto de 2020 en un vuelo a Moscú después de reunirse con activistas locales en la ciudad siberiana de Tomsk.

Sus quejidos de dolor se escucharon en un video tomado en el avión, que fue desviado a Omsk en una maniobra que probablemente le salvó la vida.

Los médicos locales mantuvieron a Navalny en una clínica allí durante dos días antes de que, bajo presión internacional, fuera trasladado al hospital Charite de Berlín.

El Kremlin afirmó no haber encontrado pruebas de que Navalny hubiera sido envenenado.

A finales de 2020, la Organización para la Prohibición de Armas Químicas, un organismo internacional de vigilancia, confirmó que se había utilizado un agente nervioso del grupo Novichok prohibido en el envenenamiento.