El Gobierno de Francia ha decidido combatir la práctica conocida como shrinkflation, mediante la imposición de advertencias en los supermercados.

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En Europa, específicamente en Francia, la cadena de supermercados más grande, Carrefour, lleva meses exhibiendo carteles de color naranja frente a botellas de Pepsi, papas fritas Lays y otros alimentos cuyos envases parecen sospechosamente más pequeños que antes.

Los carteles dicen 'Shrinkflation'. 'Este producto ha visto disminuir su volumen y el precio cobrado por nuestro proveedor ha aumentado'.

El pasado viernes, el gobierno francés tomó medidas para exigir a todos los minoristas de alimentos en el país que hagan lo mismo.

Para el 1 de julio, las tiendas tendrán que poner advertencias frente a todos los productos que hayan reducido su tamaño sin reducir el precio, en un intento por combatir la lacra del consumidor conocida como shrinkflation.

'La práctica de la shrinkflation es un fraude', dijo el ministro de Finanzas Bruno Le Maire en un comunicado.

'Estamos poniéndole fin'.

El gobierno también está alentando a los consumidores a actuar como informantes, instando a aquellos 'que tengan dudas sobre el precio por unidad de medida mostrado en los estantes' a informarlo a las autoridades a través de la aplicación de denuncias del consumidor de Francia.


La lucha contra la práctica de reducir productos sin reducir también sus precios se ha intensificado en Estados Unidos, donde el presidente Joe Biden ha criticado a las empresas de alimentos por aumentar los precios incluso cuando la inflación se ha moderado.

La shrinkflation se ha convertido en un punto de indignación para los compradores en Francia y en un tema político para el presidente Emmanuel Macron, ya que los consumidores siguen lidiando con una crisis de coste de la vida.

Aunque la inflación ha bajado recientemente en Europa desde los máximos históricos de hace un año, los precios de muchos productos alimenticios continúan elevados.\n

La inflación en la zona euro cayó a un nuevo mínimo de dos años en marzo, resultado de una campaña agresiva de aumentos de tasas de interés por parte del Banco Central Europeo.

Los gobiernos europeos también han trabajado para reducir los precios de la energía y los alimentos, a través de subsidios para las facturas de electricidad y negociando con los fabricantes de alimentos para forzar a la baja los precios.