Científicos descubren las propiedades impresionantes de los antiguos materiales de construcción y buscan formas de replicarlos en la construcción moderna.

Imagen relacionada de descubriendo los secretos de los antiguos materiales de construccion

En la búsqueda de construir de manera más eficiente para el futuro, algunos están buscando respuestas en el pasado.

Los antiguos constructores de todo el mundo crearon estructuras que todavía se mantienen en pie hoy en día, miles de años después.

Desde los ingenieros romanos que vertían barreras de concreto grueso en el mar, hasta los albañiles mayas que elaboraban esculturas de yeso para sus dioses, pasando por los constructores chinos que levantaban muros contra los invasores.

Estos materiales podrían ser la clave para propiedades impresionantes como la capacidad de fortalecerse con el tiempo y reparar las grietas cuando se forman.

Esto es especialmente relevante en un momento en que los desafíos del cambio climático están dando lugar a un llamado para hacer la construcción más sostenible.

Se estima que el entorno construido es responsable de más de un tercio de las emisiones globales de CO2, y la producción de cemento representa más del siete por ciento de esas emisiones.

Los científicos también se han enfocado en la inspiración que puede ofrecer la antigua construcción romana.

A partir del año 200 a.C., los arquitectos del Imperio Romano construyeron estructuras de concreto impresionantes que han resistido la prueba del tiempo, desde la imponente cúpula del Panteón hasta los robustos acueductos que todavía transportan agua hoy en día.

A diferencia del concreto moderno, el concreto romano contiene ingredientes inusuales que le confieren propiedades notables.

Los antiguos romanos mezclaban materiales como piedra caliza quemada y arena volcánica con agua y grava, creando reacciones químicas que los unían.

La presencia de trozos de cal a lo largo del concreto romano permitía que el material se autorrepare cuando se producían grietas.

Esto se debe a que cuando se filtra agua en las grietas, se activan los restos de cal, generando nuevas reacciones químicas que pueden llenar las secciones dañadas.


Otro ejemplo de antigua sabiduría de construcción proviene de los mayas.

En el sitio arqueológico de Copán, en Honduras, se han encontrado templos y esculturas de cal que se mantienen intactos después de más de 1000 años expuestos a un clima caluroso y húmedo.

Los constructores mayas utilizaban extractos de árboles locales como el chukum y el jiote en la mezcla de cal, lo que otorgaba a la mezcla un mayor grado de durabilidad contra daños físicos y químicos.

Al estudiar de cerca la mezcla, los científicos descubrieron que los componentes orgánicos de los extractos de árboles se incorporaban a la estructura molecular del yeso, lo que le otorgaba propiedades similares a las conchas marinas y las espinas de erizo de mar.

Aunque no se puede replicar exactamente las recetas antiguas, los científicos están trabajando en incorporar las características especiales de los materiales antiguos en las mezclas modernas.

Por ejemplo, una startup está intentando construir proyectos utilizando un concreto de autorreparación inspirado en la antigua construcción romana.

Otros investigadores están colaborando con el Cuerpo de Ingenieros del Ejército para diseñar estructuras de concreto que puedan resistir bien en agua de mar, al igual que las construcciones en los puertos romanos, para ayudar a proteger las costas del aumento del nivel del mar.

No es necesario que nuestros materiales duren tanto como los romanos para tener un impacto positivo.

Al agregar 50 o 100 años de vida útil al concreto, se requiere menos demolición, menos mantenimiento y menos material a largo plazo.

Estos avances en la construcción sostenible nos ayudarán a construir un futuro más duradero y consciente del medio ambiente.