Granjas en Abitibi-Témiscamingue sufren pérdidas financieras por la infestación de orugas cortadoras

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En la región de Abitibi-Témiscamingue en Quebec, agricultores se enfrentan a una inusual infestación de orugas cortadoras que están causando estragos en sus cultivos de colza, papas y granos.

Las orugas, que se pueden encontrar cada año en pequeñas cantidades en huertos, han destruido grandes áreas de plantas sembradas a principios de junio, algo que no es habitual en la región.

La gravedad de la situación ha llevado a profesionales del sector a tratar de manera masiva un área de 6,000 acres afectada.

Uno de los granjeros afectados, Matthieu Mauduit, estima las pérdidas en su cultivo de colza en alrededor de 58,700 Euros, lo que representa entre el 25 y el 30 por ciento de su cosecha.

En la ciudad más grande de la región, Rouyn-Noranda, Jessica Lambert también ha sufrido pérdidas significativas en su cultivo de remolachas y zanahorias.

A pesar de haberse visto obligada a replantar parte de sus cultivos y a eliminar manualmente alrededor de 100 orugas, Lambert planea comprar depredadores naturales para protegerse de futuras infestaciones.

Las orugas cortadoras, que se esconden en el suelo durante el día y se alimentan de plantas por la noche, podrían reaparecer en la región el próximo año, dependiendo de las condiciones climáticas.


Según los expertos, la sequía histórica del último verano y las temperaturas suaves del invierno podrían haber creado condiciones favorables para su supervivencia.

Las papas son especialmente vulnerables y necesitarán ser monitoreadas durante todo el verano.

Esta inesperada situación preocupa a los agricultores de la región, ya que podría ser el inicio de ciclos de infestaciones continuas si las condiciones ambientales permanecen favorables.

La incertidumbre sobre el futuro de los cultivos se suma a los desafíos que los agricultores ya enfrentan en esta época difícil para la agricultura.

Es importante que las autoridades tomen medidas preventivas y apoyen a los agricultores afectados, con el fin de minimizar las pérdidas económicas y garantizar la seguridad alimentaria en la región.

La coordinación entre los diversos actores del sector agrícola será clave para hacer frente a esta plaga y evitar que cause más daños en el futuro.